sueño en el niño
EL PAPEL DEL SUEÑO EN LA CONCENTRACIÓN Y EN EL APRENDIZAJE
Hablamos erróneamente de insomnio infantil en niños muy pequeños, que aún no tienen maduro su reloj interno, su sistema circadiano. Sabemos a día de hoy que los problemas de sueño en niños pequeños tienen que ver mucho con la familia, con la ausencia de límites, con hábitos incorrectos o con el hecho de que como padres no hemos sabido crear un apego seguro.
Pero no hay que olvidar que un porcentaje nada desdeñable de niños presentan trastornos del sueño como la apnea obstructiva del sueño, el bruxismo, el síndrome de piernas inquietas o el síndrome de sueño inquieto, y son mucho más proclives a presentar parasomnias como el sonambulismo o los terrores nocturnos.
Pero los niños manifiestan su falta de sueño de forma diferente a los adultos, predomina en ellos la irritabilidad, la excesiva actividad motora y la falta de concentración durante las clases que deriva en muchos casos en fracaso escolar. Cuando el niño tiende a moverse en exceso en la cama podemos estar ante un “síndrome de sueño inquieto” infantil.
Debemos sospechar que exista un trastorno del sueño si:
1. el niño presenta ronquido acusado o pausas respiratorias nocturnas;
2. si adopta posturas extrañas durante el sueño (duerme boca abajo con las rodillas pegadas al pecho y la cara ladeada), duerme con la boca muy abierta y se levanta con la boca seca;
3. si cuesta mucho despertarlo por las mañanas, presenta cefalea matutina, somnolencia diurna o todo lo contrario, se muestra demasiado activo, “como si tuviera un motor”;
4. si demuestra una oposición manifiesta a irse a la cama o se despierta varias veces en la noche;
5. si presenta episodios de despertar brusco con llanto, se levanta sonámbulo o refiere sueños con contenido angustioso;
6. si suele dormir destapado, no soporta tener tapadas las piernas durante la noche y observa la cama muy revuelta al despertar.